¡Hola a todos! En esta primera entrada en mi blog me gustaría contaros un poco como llegué al punto en el que me encuentro actualmente, a tan sólo dos días de despegar rumbo a una nueva vida y porqué decidí en su momento embarcarme en esta aventura que supone para mí un año en E.E.U.U.. Todo empezó a comienzos de cuarto de la ESO cuando mi madre me comentó la opción de pedir una beca para irme a estudiar fuera, y por supuesto dije que si, que sin ninguna duda. Lo dije tan consciente y sensatamente como cuando le damos a ese botón de "Acepto las condiciones" sin leer absolutamente nada. En ese momento el año que viene sonaba a futuro demasiado lejano como para pararse a pensar, y no le dí mucha importancia al tema. El día 23 de noviembre de 2012 me dijeron que estaba preseleccionada para una prueba de inglés y entrevista el día 14 de diciembre en la sede de la fundación Pedro Barrié de la Maza. Ahí fue cuando realmente empecé a ver esa posibilidad de una nueva vida lejos de aquí, lejos de casa, de mi familia, de mis amigos...lejos de todo lo que me rodeaba por aquel entonces. Pero llegué a ese examen ilusionada, emocionada, exasperada, nerviosa...quería ir como fuera, sabía que era una oportunidad que no podía dejar pasar, que esta beca era uno de esos trenes que solo pasan una vez en la vida. Y una vez allí dentro, los nervios se fueron, y me mostré tal y como era. Me sorprendí muchísimo de lo segura de mi misma que estuve en las entrevistas, porque en los momentos antes de entrar en aquellas salas, mi cabeza era tal amasijo de nervios que dudaba hasta de mi capacidad para formular una frase entera con sentido completo. Salí de la fundación con una sensación increíble, parecida a esa que tienes cuando acabas un gran castillo de arena, o como cuando acabas un partido en el que te lo has dejado absolutamente todo en la pista. Me sentí realmente orgullosa de lo que me había esforzado, y dejé el resto de trabajo al tiempo. No os podéis imaginar lo lentos que pasaron esos 21 días. La espera fue larga y angustiosa, pero valió la pena. Fueron unas Navidades extrañas, unas Navidades que aproveché al máximo por aquéllo de que el año que viene igual no habría unas iguales.Un fin de año en el que nadie sabía a quién estaría abrazando y felicitando el 1 de enero del año siguiente. Una gran duda en mi cabeza, que se resolvió por fin el día 4 de enero de 2013. Me acuerdo de ese día como si fuera ayer. Iba de camino a mi entrenamiento de atletismo, y la lista salía a las 12:00. Mi madre, mi padre, dos amigas y yo en un bar, actualizando la página cada segundo. 12:03, nada. 12:05, más de lo mismo. Me fui a calentar, con el móvil en la mano esperando la llamada de mi madre. Nervios, muchos nervios. Sonó el teléfono y no lo quise coger. Me hice fuerte y pulsé el verde. "¡CARIÑO, QUE TE NOS VAS!" Gritos, sonrisas, felicidad, lágrimas, alegría...así es como transcurrió el resto de ese gran día en el que supe que mi aventura americana no había hecho más que empezar.

No hay comentarios:
Publicar un comentario